martes, 4 de mayo de 2010


Sufrir un latido que se desprende de mi pecho con una intensidad tan vigorosa, es como estar desnuda mientra me paseo por alguna de esas avenidas anchas y repletas de bombillas de luz que se parecen a un espectáculo multitudinario, donde existiría de un decoro y también de una mascara que encubriría de mis gestos pudorosos y de mi apresurado escondite, el que llevo bajo mi ropa despojando mi sinceridad y al que mantengo callado (reprimido y censurado) que late, late…
Y no, yo no lo arropo, simplemente lo mantengo avergonzado, pero anda medio inquieto vio.

Mile.

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