
Frescura que me abraza cuando me dictas un verso, dejas latiente tus sentimientos sobre mi piel y palabras pespunteadas toman la forma de tu voz que se provocan cuando se embriagan en mi alma .Se manipulan, se desesperan sin desatar ni siquiera un eco de salvación. El crepúsculo de un atardecer suave, cuando me liberas de un soplido tibio de tus labios, la ausencia de tus delicados sabores y de tus decisiones de liberar antes que apresar, asegurándome un intenso andar de mágicos aromas que me provocaran las transformación extensa de mi sentir, hasta caer abatida y tumbada sobre el suelo, donde se encuentran tus rastros hundidos, los llantos de tus ojos, tu fragilidad de siempre.
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