
¿Te crees que mi coraza no es lo suficientemente vital y rígida para combatir con un soplido de amor?, los aires de ilusiones, la suavidad de los sentimientos se convirtieron en una armadura resistente que nadie es capaz de desequilibrarla y descifrar su clave de apertura. No es una forma de evadir posibles ternuras que transformarían mi propio mundo en fantástico. Creo en mis pies adheridos a la tierra, en el cielo, como un cielo, inalcanzable para mí, humana con uso de razón, ser de buen juicio que lleva a cabo cada uno de su ideal. Combatiente por naturaleza, salvaje por instinto, me considero intuitiva a la hora de encerrarme y protegerme con el escudo más envidiado y fuerte que jamás hayas reconocido.
Suaves poesías, versos exquisitos y palabras francas repletas de debilidades son entregas de los débiles que se dejan embarazarse de lo que consideran amor, me repugnan.
Son fastidios que aturden mi amparo provocándome sorderas prolongadas, son frágiles que van a ser derribados sin que ellos hayan descubierto el verdadero sostén y eje de su posible destino. Dejan el orgullo aun lado, son patéticos, se entregan sin condiciones algunas y se acondicionan de esperanzas, ánimos y sonrisas permanentes sobre el rostro.
Observo mis pómulos, se ven tan atractivos en su posición ideal con gestos distinguidos, esta imagen es la que debes dar y no despilfarrar carcajadas que despistan la certeza del conocimiento analítico que lleva el vivir. Objetivos, logros y sustentabilidad deben ser los parámetros de la totalidad de una vida, no desperdiciar energías soñando posibles situaciones ni considerarlas existentes en tu propio tiempo. Sueños son utopías de delicados que desfallecen en llantos destruyendo su poder. Conserva de esa resistencia inacabable, del poderío destructivo y no te pierdas en la vulnerabilidad de los pusilánimes. Actúa con confianza y no te dejes arrebatar de miedos, escóndete detrás de tu muro, nadie te observara, nadie te pensara, nadie te recordara y nadie volverá amarte.
Háceme caso, la debilidad destruye tu ego y el sentimentalismo lo olvida.
Milena.
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